En Asturias existe un pueblo de buscadores de oro. Se llama NAVELGAS y está a 26 Km de Luarca siguiendo la AS-219 que pasa por La Figal.
Situado en un valle de gran tradición aurífera sus yacimientos han sido explotados desde la época de los celtas. Hoy en día, no quedan minas abiertas, pero el río sigue arrastrando pequeñas partículas de oro que sus habitantes se afanan en encontrar. Mientras en otros pueblos los vecinos se reúnen para jugar al tute o la llave, en Navelgas van al río a decantar arena y hasta el niño más pequeño sabe cómo hacerlo.
Una navelguense nos contó como su marido fue cada día durante 3 meses al río, para juntar el oro de los pendientes que lucía orgullosa, todos saben a como está el gramo de oro y están acostumbrados a recibir visitantes con los que comparten afición.
La mayoría de los vecinos del pueblo compiten en el llamado bateo deportivo, una disciplina que consiste en localizar en el menor tiempo posible un número indeterminado de pepitas de oro escondidas en sacos de 10 a 20 kg de arena, según categoría. Para ello se valen únicamente de sus brazos y de la BATEA, un plato plano de 30cm de diámetro. Los mejores consiguen hacerlo en menos de 1 minuto. Es tal la afición que en 2008 el campeonato mundial de bateadores de oro se celebró en este pueblo de poco más de 300 habitantes y cada año a finales de Julio acogen la competición nacional.

Jóvenes compitiendo en el bateo deportivo
Una buena manera de iniciarse en este deporte es acudir a los talleres de bateo que imparten en el pequeño “MUSEO DEL ORO” Por 1.50€ se puede comprar una bolsa de 1kg de arena con auténticas pepitas escondidas. Nosotros probamos y pasamos un buen rato peleándonos con la batea intentando que las invisibles partículas de oro no se escurrieran al agua delante de nuestras narices.
La teoría es sencilla: El oro pesa casi 20 veces más que el agua y es lo más pesado que podemos encontrar en el río. Para localizarlo hay que ir lavando la arena con el agua e ir desechando la que queda en las capas superiores.Es un proceso cansado y nos sentimos bastante torpes viendo como a nuestro lado un niño del pueblo meneaba la batea con maestría. Buscaba las pepitas que novatos como nosotros habían perdido en el pilón !qué presión!

Paso 1: Cribar la arena al peso. Parece imposible que vaya a haber oro

Paso 2:ya queda menos arena, pero aún no se ve nada

Paso 3: 4 pepitas en mi batea.Yuhu
Paso 5: Oro guardado y a buscar más.
Al final lo conseguimos y encontramos no una, sino 11 virutas de oro que guardamos como si fueran un tesoro. Y es que el valor de este oro, al igual que el de los pendientes que lucía orgullosa aquella navelguense, reside más en el esfuerzo que conlleva encontrarlo que en valor material del mismo.Texto y fotografías ©oviaxadoiro, 2011
Jueves, 31 de marzo de 2011 | 14:27
Me ha encantado tu blog, he llegado a él de casualidad y ya me he hecho seguidora para seguir leyendo tus crónicas,enhorabuena!!Me gustaría invitarte al mío que también es sobre viajes y si quieres podemos enlazar ambos blogs<a href=http://livingtotravel.blogspot.com> Living to travel </a>Saludos de otra viajera!!
Miércoles, 15 de junio de 2011 | 12:22
Miércoles, 15 de junio de 2011 | 13:41
Oh que experiencia, me gusto!!! claro que un oro conseguido así tiene mucho valor, mas que el monetario que pudiera tener :)
Saluditos!
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Una buenísima experiencia la que acabo de leer. Este tipo de detalles, de encuentros en lugares pequeños son los que más me llenan. Prefiero este tipo de actividad visitar la Torre Eiffel. Me gusta tu estilo, es la primera vez que leo tu blog… pero no será la última :-)
¿Os gusta viajar y buscar este tipo de conexiones o fue algo inesperado?
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Gracias Mig ¿el? A nosotros nos pasa lo mismo y cada vez buscamos más este tipo de experiencias frente a las visitas más convencionales. En este caso fuimos a Navelgas porque sabíamos que ese fin de semana había campeonato de bateo, pero no teníamos ni idea de que íbamos a acabar bateando nosotros también mano a mano con una «profesional» .Nuestro «truco» si es que se puede llamar así es viajar con tiempo, sin más planificación cerrada que la estrictamente necesaria, hablar con la gente local, y ser abiertos a nuevas experiencias. Hace años no viajábamos así y lo llevábamos todo más planificado pero últimamente y viajando solos (cuando se va en grupo creo que planificar evitar problemas y discusiones) nos dejamos llevar.
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