Desde el 14 de Abril hasta el 8 de Junio, se expone en la primera planta del Centro de Cultura Antiguo Instituto en Gijón una interesantísima exposición sobre un artista muy conocido en EEUU, pero no tanto en España: William Christenberry.
Nacido en Alabama, en una zona de gran pobreza, en plena época de la gran depresión, e inmerso en un momento de gran transformación social, Christenberry utilizó sus fotografías como una manera de inmortalizar su tierra natal.
Quizás con la intención de poder retener las imágenes de los iconos que habían marcado su infancia y a los que no quería renunciar, su obsesión y su naturaleza coleccionista le llevaron a adquirir carteles de los sitios más representativos y que conservaba en su estudio como auténticos tesoros.
Si Mike y Frank, los cazatesoros de Iowa, hubieran llamado a su puerta, estoy seguro que habrían alucinado con los rótulos adquiridos por Christenberry: carteles del KuKusKlan, religiosos anunciando la llegada de Dios, el anuncio de un quiromante que lee las manos…
Todos ellos envejecidos por el tiempo, agujereados por los disparos, muy deteriorados,pero que forman parte de la cultura iconográfica pop de EEUU.
De nada les hubiera valido a los cazatesoros estrechar su mano y ofrecerle dinero en efectivo, tampoco juntar los carteles para hacerle una cantidad mayor.
Seguro que los cazatesoros se habrían interesado también por las más de 4000 fotografías que posee. Fotografías de antiguos almacenes y de viejas escuelas de iglesias medio derruidas.Fotos todas hechas con su cámara Brownie, de esas primeras cámaras de fotos a color que Kodak vendió para el gran público.
Seguro que Frank insistiría también en comprar alguna de las maquetas de madera, hechas con tanto detalle que hasta tienen los carteles de publicidad y que son una maravilla.
Pero Christenberry no es de los que venden, no está preparado, las cosas que posee son parte de él, está aferrado a ellas. «Tal vez en otra ocasión» diría Frank, «Pondremos el teléfono en la pizarra y le diremos a Daniel que le llame, tal vez algún día venda y así los demás podrán disfrutar de sus cosas«.
Me los imagino diciendo esto, mientras se alejan por uno de esos caminos de tierra de Alabama con su furgoneta de Antique Archaeology vacía.
Pero nosotros sí podemos disfrutar de ellos. Sólo tenemos que acercarnos hasta Gijón para poder ver los tesoros de Christenberry.