Una semana en Panamá.Día 2
El viaje desde Panamá a San Blas implicaba un madrugón de aupa.
A las 4 de la mañana recogimos nuestras mochilas, la maleta con la tienda de campaña además de las garrafas de agua y los víveres necesarios para nuestra estancia de 3 días. El conserje del hotel nos miró circunspecto, y nos sentamos mientras gente con unas cuantas copas de más y maqueados de arriba a abajo, entraban a la recepción con destino al bar discoteca de la terraza. Una llamada a recepción sonó con fuerza, y el conserje de guardia dijo sí, estan aquí esperando. El chofer llegará en diez minutos…
El todoterreno de Artemio estacionó frente a la puerta del hotel.Cargamos las cosas y yo me subí en el asiento de delante , una suerte ser los primeros. Tras dejar al hijo de Artemio con la abuela y recoger a una pareja de hondureños , hicimos una parada técnica en Supermercados Rey. Compramos más agua,embutido, pan bimbo con pasas ( no sé porqué) y lo que para mí fue de lo más útil, un asiento hinchable dorado que en la isla nos hizo de asiento para todo. Ah, por cierto y una botella de agua Mondaríz, que nos hizo mucha gracia encontrar en Panamá. Mientras, Artemio subía nuestras mochilas a la baca del coche para dejar hueco para 2 pasajeros más de origen kuna o guna ( como dicen ahora).
Los Gunas son una de las 7 étnias indígenas que hay en Panamá, viven al noreste del país, protegidos por las montañas y con una serie de más de 350 pequeñas islas coralinas repartidas por la costa del mar Caribe. Es un pueblo que siempre ha mantenido su autonomía, tiene su propia lengua, su consejo kuna que tiene capacidad última de decisión, y una cultura propia cuya máxima expresión son los molas ( unos paños bordados con motivos geométricos y animales) con las que se visten sus mujeres.
Durante las casi 5 horas que duró el viaje, Artemio nos habló de la revolución de la chicha, de la construcción del canal, de la explosión del turismo, de lo humano y de lo divino. Cuando llegamos a uno de los 3 embarcaderos del puerto de Cartí, creo que podríamos haber hecho un examen sobre la historia de Panamá de forma sobresaliente.
El puerto de Cartí es un caos organizado.Es hora punta, el momento en que los turistas que se van de la isla y los que llegamos tenemos que encontrar a nuestro contacto, en nuestro caso a Nixia y a Mateo de San Blas Experience.
Nixia ya está esperando, y le pagamos los 135 dólares que cubren el transporte ida y vuelta desde Panamá hasta la isla y el derecho de acampada durante los 3 días siguientes. En unos minutos estamos en un barco a toda velocidad, dando botes con dirección a Isla Anzuelo, con una sonrisa en la cara, y contemplando el paisaje de islas con cocoteros y el verde intenso del color de las aguas del mar caribe.
Cada isla está gobernada por una familia Kuna, que ha sido elegida por el consejo, y sólo por un tiempo determinado, luego se les rota. La explotación corre a cargo del pueblo kuna y los beneficios se tienen que repartir entre todos de forma equitativa.
De la isla Anzuelo el jefazo es Ruso, no hay nada que le haga parecer el jefe, salvo porque es uno de los hombres de más edad y porque todos los demás hacen caso de todo lo que les ordena. A su lado Gil y Esteban nos reciben con una sonrisa enorme, nos ayudan con las maletas y nos llevan a un claro entre las palmeras a salvo de los cocos que penden sobre nuestras cabezas.
Era la primera vez que montábamos la tienda de campaña, y eso que hay gente que nada más comprarla la monta en casa, pero nosotros somos de los que nos gusta improvisar. El viento, bastante fuerte, no nos iba ayudar mucho a montar la Quechua Arpenaz del Decathlon, pero lo que no sabíamos es que las instrucciones tampoco.
Unos minutos después la tienda ya estaba montada, le dimos una propina a nuestros ayudantes y nos hicimos unas fotos para inmortalizar la proeza de montar una tienda, donde sobraban piezas y faltaban vientos. Hinchamos el colchón y el sillón del supermercado Rey.María con un tronco y 2 bloques de hormigón se hizo un banquito para la puerta de entrada ( el clásico poyo asturiano), nos comimos un sandwich y metimos nuestras cosas en el avance de la tienda.¡Ya estábamos instalados en el paraíso y eran las 10 de la mañana!
En nuestra primera «vuelta» por la isla localizamos el bar, los baños y las duchas, también las cabañas, que alquilan a turistas, aunque sale bastante más caro que acampar, y por eso las descartamos en su momento.
Hora de tomarse unos baños y de descansar en la tienda, y nos quedamos dormidos…
¡Señor gorge! ¡Señor gorge! ¡ foto¡ ¡foto!!!!!!!
Esteban, con un centollo enorme estaba en la puerta de la tienda.
Mire lo que hemos pescado!!! Foto! Foto!
-¿Oye Esteban lo vendes?
Le pregunté, acordándome de los sabios consejos de Artemio de que si los pescadores nos ofrecían algo, que no lo dudásemos dos veces, porque si no lo comprábamos nosotros iba a ser para otro…
Sí, 20$
-ok vendido!!
El cocinero lo prepara por 10 $, muy rico!
Minutos después éramos la envidia de las isla, con nuestro centollo cocinado con verduras, con arroz en salsa de coco. Exquisito!!……… y pensé …
mierda! ¿como contamos esto e Galicia????