Una semana en Panamá.Día 3
Nos levantamos temprano, después de una noche con mucho viento y algo de lluvia, y en la que la tienda de campaña se portó como una campeona. Nos moríamos por un café.
Nos dirigimos a la cabaña que hace de comedor y pedimos un par de cafés. Yo aproveché para hablar con Ruso, el jefe de la isla, a ver si podíamos hacer una excursión por el archipiélago. Es Domingo, y muchos panameños de la capital van a venir hoy así que es un día perfecto para sumarse a alguno de los barcos que traigan a la gente.
Y así fue. Nos unimos a un grupo de panameños de ruta por el archipiélago. La primera parada fué en la Isla Aguja donde se subió más gente. Los combinados de Seco Herrerano empezaron a salir del cooler (nevera de camping y objeto fundamental en cualquier excursión panameña), y muy amablemente nos invitaron.
Pasamos muy cerca de la Isla Perro, que tiene un barco hundido y que parece ser la preferida por los domingueros, demasiada gente.
Segunda parada, la piscina natural, que no es mas que una una isla que todavía no ha emergido y que la verdad la disfrutamos bastante.
El efecto es de estar andando sobre el mar con un fondo de islas con palmeras.
El capitán del barco aprovechó para pescar algo, salió del agua con un gancho con una langosta muy pequeña, que enseguida todo el mundo suplicó que devolviese al mar, y sin ni siquiera protestar, con un golpe de mano la devolvió al mar entre aplausos.
Nos sentamos en corro con nuestras latas de Seco Herrerano hasta que llegó otro barco y nos montamos otra vez en el barco, rumbo a Banedup.
El día abrió totalmente y el sol estaba casi en todo lo alto cuando llegamos al embarcadero. La isla para mí es de las más bonitas, tiene una playa muy buena, sillas con mesas y hasta una cancha de volleyball, desde luego está más equipada que Anzuelo.
Tiempo para tomar unas birras y echar unas risas antes de partir hasta la siguiente parada: Isla Pelícano. La isla más pequeña en la que hemos estado y también la más abarrotada. Hay que pagar entrada, 2 $, y tiene el que posiblemente es el columpio más fotografiado del Caribe, eso sí de pelícanos nada…
Hicimos algo de snorkel pero había bastante corriente así que comimos nuestro sandwich de pan de pasas y pastrami y a tomar el sol.
Empezaba a hacerse tarde y volvimos a nuestra isla sobre las 4 de la tarde (las horas son «a ojo» ya que no usamos el reloj en los 3 días que pasamos en el archipiélago) , y nos fuimos a comer algo más al «restaurante». Había pescado y arroz, todo bastante bueno por 7 $.
Serían las 6 cuando los domingueros se fueron y la isla volvió a su tranquilidad habitual. Con el último barco llegaron un español y su novia que estaban decididos a ir a una isla desierta. Estaban negociando a ver si lo conseguían, pero de momento tenían que quedarse en anzuelo.
Nuestros amigos gunas Gil y Esteban habían acabado su jornada de pesca y aparecieron de nuevo para charlar. Me acordé de que aún teníamos una botella de ron «El Abuelo» y aquel era un momento tan bueno como cualquier otro para sacarlo, lo cual les pareció genial claro.
-«Esta noche hacemos hoguera» dijo Esteban.
Una de estas entradas que apenas da envidia… jejeje
Vamos! La imagen que a uno le viene a la mente cuando piensa en un paraíso.
Saludos!
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Hola Helena! Que gusto verte por aquí! el archipiélago de San Blas es una maravilla que bien merecería más fama.Se mantiene en estado casi virgen, ya que es una comarca autónoma regida por los Kunas y eso lo hace muy especial…no hay hoteles de lujo (solo cabañas muy básicas y la opción de acampar) lo que lo hace bastante màs asequible que otras islas paradisiacas y la verdad es que una vez allí, con lo básico se está de lujo :-) Por cierto: eres la primera comentarista en el nuevo viaxadoiro!
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