Tras 4 horas de vuelo llegamos a Neveshir, un minúsculo aeropuerto en el corazón de la Capadocia. Tras pagar los derechos de visado (10 € ó 10 $) vino a recogernos el guía que nos acompañaría durante el circuito. Se llamaba Halil y juntó a un grupo de 25 personas para llevarnos al hotel.Esa noche nos alojamos en el Dedeman, un hotel de 5 estrellas gestionado por una cadena alemana. Eran las 5 de la tarde y las habitaciones aún no estaban disponibles. Dejamos las maletas en recepción y nos dirigimos a la piscina y a los pocos minutos nos llamó el guía para hacer el primer tour: un recorrido por alguno de los puntos más significativos de la Capadocia.

 

Nos sorprendió el paisaje ya que al contrario de lo que suele pensarse, los valles de esta zona son fértiles y se ve bastante vegetación y plantaciones de viñedos. Es realmente singular la mezcla de moles de piedra horadadas por el hombre para buscar refugio con los verdes valles y las caprichosas formas creadas por el viento.

Visitamos el VALLE  Y EL CASTILLO DE UCHISAR además  del VALLE DE LAS PALOMAS donde descubrimos que los habitantes de esta zona usan el guano desde tiempos ancestrales para fertilizar sus cultivos.

 

Tras esta breve visita que nos sirvió de aperitivo para lo que veríamos en los días siguientes volvimos al hotel para cenar y descubrir una de las maravillas de Turquía: su gastronomía.

El bufet del hotel era espectacular. La cocina turca mezcla lo mejor de la dieta mediterránea con la tradición árabe en los dulces. Berenjenas rellenas, calabacines a la brasa, ensaladas de  tomate y queso, alcachofas rebozadas…Una mujer preparaba tortitas y pan ácimo en una plancha mientras los hombre se afanaban en cortar y servir cordero y pollo. Los postres son exquisitos a base de almendra y miel. Si duda, el mejor bufet del que he disfrutado en mi vida.

Tras cenar decidimos lanzarnos a la aventura y desoyendo las recomendaciones del guía nos fuimos a  GOREME, una población de 2.000 habitantes que prometía ambiente nocturno. Contratamos a un taxista sordo por 16 millones de liras turcas (9€ de aquella) y que sería nuestro primer contacto con las gentes del lugar.

Una vez en Goreme seguimos las recomendaciones de la Lonely Planet y entramos en el Wendy´s wine bar: un acogedor  bar bajo una bóveda excavada en la roca iluminado con velas y decorado con alfombras de vivos colores. El propietario del local jugaba al backgammon con un amigo y nosotros disfrutamos de nuestro primer té turco acompañado de un Narguile (pipa de agua) que nos supo a gloria. Animados continuamos por en el Flinstones (picapiedras) bar, también excavado en la roca y con muy buen ambiente. Decidimos probar la Effes, una Pilsen de fabricación nacional y que allí bebe todo el mundo. Un joven turco se sentó con nosotros y nos contó que Goreme está repleto de campings y alberges baratos por lo que es  uno de los destinos preferidos por los mochileros de todo el mundo y de ahí lo animado del local. Visitamos un tercer bar cuyo nombre no recuerdo pero que tenía un porche con cojines para pasar el rato recostado y seguir tomando Efess.

 

Tras nuestra corta pero provechosa escapada a Goreme volvimos en taxi al hotel. Había que descansar ya que al día siguiente nos esperaban el Museo al Aire Libre de Goreme y las ciudades subterráneas.

Día dos: Explorando la Capadocia

© O ViaxaDoiro,2011