Playa de O Sarrido.Viernes 30 de mayo de 2014.
Un grupo de niños de 4 años camina en fila india equipados con cubos, katiuskas y rastrillos de plástico amarillo.
Se dirigen ilusionados y felices a la que va a ser su primera experiencia como mariscadores.
Al verlos llegar me acuerdo de las excursiones que hacíamos de pequeños en todos los colegios de Pontevedra, cuando nos llevaban a la fábrica de Clesa, a la granja de pollitos o simplemente al lago Castiñeiras.
Esos son momentos te quedan grabados, nunca se te olvidan, así que estoy seguro de que no, yo no aprendí a mariscar de pequeño.
Y es normal, porque cuando yo era pequeño no existían agrupaciones de mariscadoras como la de Victoria, nuestra guía de hoy, y el mundo del marisqueo era una actividad muchas veces furtiva y totalmente desorganizada.
Pero como para aprender a mariscar no hay límite de edad este viernes nos hemos quitado la espinita y hemos compartido un par de horas con las/los currantes de la playa de O Sarrido.
Tras calzarnos unas botas de agua Victoria, una mariscadora recién jubilada y que ha vivido desde niña la evolución de esta profesión ,empieza hablándonos del pasado.
«Los primeros años fueron muy, muy difíciles. Se pasó de una economía de subsistencia, en la que se mariscaba lo que se podía y cuando se podía a un cultivo intensivo, con plantación de las semillas, limpieza de las algas y lo más importante: la vigilancia de las playas para evitar el furtiveo.Fue un cambio fundamental»

Grupo de mariscadoras en Cambados.En segundo plano uno de los 5 hombres que forma parte de la agrupación.
También se marcó una talla mínima que todo el mundo tenía que respetar, y la Xunta aportó los conocimientos de los biólogos, en este caso a José de Santiago, del que Victoria habla con admiración , y que controlan la selección de los ejemplares reproductivos y las condiciones del desove.

Aunque a Victoria ya no le hace falta por la práctica, las mariscadoras llevan un calibre para comprobar la talla mínima: 4 cm en almeja fina y japónica,3.8 cm la babosa y 2.8cm el berberecho.
Y es que como en la agricultura, o en la ganadería se seleccionan los mejores ejemplares de cara al futuro.

Berberecho, almeja fina y japónica. Desde que están organizadas las mariscadoras no solo recogen los moluscos, también los cultivan.Es un trabajo laborioso y meticuloso que les garantiza la cosecha.
Futuro es una de las palabras que más repite Victoria, y es que ahora «agrupadas» son dueñas del mismo.»Poca gente puede decir hoy en día que gana más de mil euros en un trabajo de media jornada» nos dice orgullosa.Y tiene toda la razón.Pero también hay pocos trabajos tan duros como el de mariscadora.
En O Sarrido los berberechos,la almeja japónica y la almeja fina, son los productos que más abundan,pero no se parecen a los que habitualmente vemos: estos son enormes.
Muchas almejas superan con creces las tallas mínimas que impone la Xunta y desde que las vi sigo preguntándome porqué a mi supermercado estas tan grandes no llegan. (Si alguien sabe la respuesta, ruego me la deje en comentarios.Gracias)
Otra sorpresa agradable fue descubrir que ¡Hay hombres mariscadores!.En esta agrupación son cinco los que faenan de igual a igual con sus 200 compañeras.
La experiencia fue muy interesante. Durante unas horas aprendimos sobre el mar pero también sobre la manera de profesionalizar un trabajo.

Momento de pesar y clasificar el marisco de la jornada. El exceso de cupo se junta y cubre el jornal de los que no pudieron trabajar ese día.
Unidas, pensando a largo plazo y dejándose asesorar por expertos las mariscadoras de Cambados han conseguido hacer de su trabajo una profesión y lo que es más importante y de lo que Victoria está más orgullosa: Están garantizado que las generaciones futuras puedan seguir mariscando en la Ría.
Si visitais las Rías Baixas os recomendamos mucho esta visita porque vais a aprender un montón (lo que os hemos contado aquí es apenas un esbozo de todo lo que nos contaron) y os vais a sentir tan felices como cuando ibais de excursión en el cole.
Esta experiencia forma parte de un paquete enoturístico que organizan las Bodegas Martín Codax y a la que muy amablemente nos han invitado juntos con otros bloggers de turismo y gastronomía. Se llama «Aprendiendo a Mariscar» y además de la visita que os hemos descrito en colaboración con Guimatur incluye conocer las bodegas y catar sus vinos.
texto y fotografías @viaxadoiro 2014
Mi padre trabajaba en una depuradora en Cambados y asi con cierto conocimiento puedo aportar que las almejas de tallas gigantes son vendidas a los restaurantes de lujo que las pagan muy bien, y asi no van a los supermercados, o por lo menos así era antes hace ya casi 30 años.
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Hola Alberto! Pues creo que has dado con la clave y 30 años después las almejas más grandes deben ir directamente a los mejores restaurantes por lo que son difíciles de conseguir. Lo bueno es que en cuestión de sabor no hay tallas ¡están todas buenísimas!
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Gracias, estou francamente agradecida pola dibulgació que facedes do noso traballo, da xente do sarrido e do futuro d@s mariscador@s. Sintome. Complacida de que alguien preste tanta atención e mostre interese no que explicamos. Se queredes volver coas familias ou amigos estamos sempre á vosa disposición. Un saludo, Victoria.
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Grazas a tí Victoria, o feito é que emocionounos moitísimo a visita, sodes un exemplo para moita xente, e vos desexamos a tódol@s mariscador@s o mellor no futuro….
De seguro que voltaremos coa nosa familia ,se podemos, no verán.
Un forte abrazo.
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