Hoy seguimos nuestra ruta por la Costa Oeste de Estados Unidos. Hemos dejado atrás San Francisco para recorrer la Costa Californiana hasta Los Angeles.
Hora y media después de salir de San Francisco llegamos a SANTA CRUZ. Esta ciudad costera es conocida por su pasión por el surf y la música. Llegamos a tarde de un fantástico día de playa así que aparcamos cerca del Boardwalk o paseo marítimo.
El paseo discurre paralelo a la playa y tiene un ambiente muy alegre. En uno de los extremos hay un pequeño parque de atracciones con montaña rusa incluida y en el otro una sala de juegos. Entre ambos, un espacio cubierto que discurre paralelo a la playa con puestos de feria y tiendas de ropa deportiva, artículos de surf y recuerdos de la ciudad como dientes de tiburón. Es un lugar muy animado donde los comercios compiten entre sí con música y reclamos de lo más coloristas: un autómata que ríe a carcajada limpia cada vez que alguien se acerca, tiburones de cartón piedra, piratas… Aunque los precios nos son baratos es difícil resistirse a comprar algo…Nos gustó mucho.
Tras visitar las tiendas disfrutamos del agradable sol californiano en la terraza de una bolera y con calma seguimos rumbo a CARMEL BY THE SEA, una pequeña localidad costera al lado del campo de golf de PEEBLE BEACH frecuentada por gente de dinero.
Carmel es todo lo contrario a Santa Cruz. Si en el primero encontramos bullicio, gente joven y ambiente surfero en Carmel encontramos tranquilidad, gente de avanzada edad y tiendas de mírame y no me toques. Galerías de arte y restaurantes “de lujo” ocupan unas casas que parecen sacadas de un cuento de los hermanos Grimm. No nos gustó nada, quizás con 30 años más y un buen swing lo viéramos de otra manera, pero a día de hoy Carmel no es para nosotros, por mucho que Clint Eastwood haya sido su alcalde y en muchos folletos turísticos la describan como una ciudad de artistas y bohemios…
Tras la decepción de Carmel, decidimos no realizar la ruta por la carretera escénica 17 Mile Drive* que es una de las más elitistas del mundo y acordamos ir a cenar al muelle de Monterey, más al alcance de nuestros bolsillos.
MONTEREY y Carmel están a sólo 5 millas, por lo que antes de cenar dejamos listo el registro en el motel que habíamos reservado desde España y fuimos en furgoneta al muelle de pescadores.
El muelle nos recordó mucho al de San Francisco, pero en pequeño. Hay restaurantes, alguna tienda y locales de comida para llevar. Elegimos el OLD FISHERMAN GROTTO, un restaurante con muy buenas críticas en la red y no nos arrepentimos. Se trata de un local elegante, con manteles de tela y luz tenue. El personal es muy amable y tuvieron el detalle de regalarnos una rosa a las chicas. La cena fantástica: Crema de almejas, salmón al pesto, pescado a la plancha…Muy bueno el plato del capitán con langosta del pacífico, vieiras, salmón y gambas. Estaba exquisito, la langosta tiene un sabor más suave que la de aquí y la consistencia es más tierna. La preparan a la plancha con mantequilla y un ligero marinado. Riquísimo y a buen precio. Sin duda, una cena inolvidable.
Capítulo 28: Una experiencia inesperada en Monterey
*17 Mile Drive un tramo de carretera privado, por el que se pagan US$ 9 por auto y que, como su nombre lo dice, tiene 17 millas. El camino bordea la costa de la península y atraviesa Pebble Beach, uno de los barrios más caros y lujosos de Estados Unidos, donde se juegan algunos de los más importantes torneos de golf del mundo. Hay 5 entradas a la carretera donde se paga el pase y te dan un mapa de la zona.
© O ViaxaDoiro,2010