A veces en los cajones, hoy agendas digitales, aparecen notas y escritos a vuelapluma que habías olvidado y al encontrarlos arrancan tu sonrisa. Es el caso del relato de hoy, escrito tras una visita a las bodegas Ladairo en la Denominación de Origen Monterrei hace ya un par de años.
La cantera rodeaba la bodega, lo cual denotaba que estabamos en un sitio peculiar,dentro de la ruta de los vinos de Monterrei. Al pasar por una cancilla donde había un pequeño cartel nombrando a las Bodegas Ladairo, un hombre de avanzada edad, con una gorra Kangoo calada y las mejillas sonrosadas abrió el portón de la casa de par en par.
Bajamos con parsimonia y nos acercamos a la entrada.
Buenos días, venimos a ver la bodega, dijimos al unísono.
–No hay mucho que ver, nos repondió , Es como todas las bodegas…
Pero en realidad no lo es. Los vinos de las bodegas Ladairo, han sido reconocidos como los mejores tintos de Galicia en muchas ocasiones, tantas que en este momento, ya no se presenta a este tipo de competiciones, lo cual forma parte de la humildad que caracteriza al que ya lo ha ganado todo.
-Aquí se filtra algo de vino, no sé que es lo que le pasa, nos espeta mirando un barril.
Asentimos con la cabeza. Venimos de otras bodegas , pero la verdad es que no nos ha gustado mucho el vino que nos dieron a probar. Ladairo lo conocemos por recomendación de un bar de Pontevedra y nos gusta mucho. Siempre que podemos lo pedimos.
-AaaH, pero ¿sabes lo que pasa?…, que para poder hacer un buen vino hay que cuidar la viña, nuestra uva es de producción propia, da mucho trabajo, pero…
En el viñedo está trabajando un grupo de gente podando.
Hemos llegado en mal momento, la cosecha del 2011 se está acabando, queda una semana para el embotellado del 2012, y estamos en plena celebración del entroido (carnaval), lo dicho en un mal momento.
Entramos en la sala de trofeos, también conocida como la sala de catas, aquí se prueba el vino, rodeado de todos los premios que ha recibido en Galicia, en España, en Bruselas… Da la impresión de que lo ha ganado todo.
–Aquí hacemos las catas, muchas de ellas a ciegas, y con vino de todo tipo, la calidad ante todo.
¿ Cual es el secreto? preguntamos…
–El terreno, nos dice convencido. Cuando decidí montar una bodega le pedí a un ingeniero agrónomo que me buscase un buen sitio para plantar las viñas.Quería un sitio con sol todo el día, un terreno arcilloso que permitiese que las viñas nunca tuviesen mucha agua y que estuviese protegido del viento del norte. Eso es fundamental.
Me costó mucho comprar todos los terrenos, muy fragmentados por la idiosincrasia gallega. Muchos pertenecían a García Barbón, el fundador de Cabreiroá, un gran hombre.
Vino en mano nos cuenta que hace unos años tres Audis se pararon en la misma verja en la que habíamos parado nosotros, preguntaron por el encargado y el les dijo que andaba cerca…(pone cara de listo inclinando la cabeza…)
El visitante era el dueño de Vega Sicilia, David Álvarez , que venía a ver los viñedos. Bajó del coche, dio una vuelta entre las viñas y pateó el suelo para desentrañar el secreto del terruño.
¿Sabe usted que podría hacer un vino mejor? dijo el visitante.
–Sí, le espetó el señor Jose Luis. Pero tendría que vender el vino al doble de precio.
Muchos en el pueblo piensan que era el mejor momento para vender el viñedo pero creo que el señor José Luis, como buen gallego supo zafarse de una situación embarazosa, con sabiduría y saber estar.
El chófer del dueño de Vega Sicilia le entregó dos botellas de su vino en señal de agradecimiento. José Luis los utilizó en su siguiente cata. Su vino estaba a la altura de esos vinos caros.
-¿Queréis probar un vino de barrica?, este del 2010, está muy bien, lleva abierto unos días y puede que haya perdido algo. ¿Sabes lo que pasa con determinados vinos? Que no pierden su calidad con el tiempo, pero nadie sabe porqué…
texto y fotografías ©Viaxadoiro 2015