Turquía 2004 5º día de viaje
«Desde ahora, mi trono es Estambul». Sultán Mehmet (1432-1481)
Hay días en que no te importa que el despertador suene a las 6:00 de la mañana. Si estás en Estambul y has decidido madrugar para conseguir una de las pocas entradas diarias al Harén de Topkapi saltas de la cama y te levantas lleno de ilusión.
Eso nos pasó a nosotros aquella mañana de Agosto. Mientras desayunábamos en la azotea viendo amanecer no pensábamos en otra cosa que recorrer las dependencias privadas de los sultanes del Imperio Otomano.
Acceso al Harem del Palacio de Topkapi en Estambul
Una hora antes de que abrieran llegamos los primeros a la puerta que está frente a Santa Sofía y esperamos pacientes que llegara el momento de entrar. Estábamos un poco mosqueados porque apenas llegaba gente y a las 9 en punto descubrimos el motivo.
El PALACIO DE TOPKAPI ocupa un área enorme, es un recinto amurallado con el Palacio, el Museo Arqueológico, La iglesia de Santa Irene, los jardines de Gulhane…y como era de esperar no tiene una sola entrada. Cuando por fin accedimos ya había bastante gente corriendo hacia las taquillas y tuvimos miedo de que el madrugón no hubiera servido de nada. Echamos a correr y cruzamos a toda prisa el PATIO DE LOS JENÍZAROS hasta llegar a la PUERTA DEL SALUDO donde compramos el pase general y después corrimos hasta la entrada del HARÉN donde venden los boletos para la visita guiada al mismo (no tiene pérdida, a la izquierda del patio bajo la TORRE DE JUSTICIA) Cumplimos nuestro objetivo y entramos con el primer grupo de la mañana.
VISITA AL HARÉN DE TOPKAPI
El Harén era la residencia privada del Sultán. En el vivían unas 400 personas entre concubinas, odaliscas, esposas de funcionarios, hijos del sultán y eunucos. Además tenían acceso algunos músicos y el equipo médico del Harén.
Aleros decorados en el harem de Topkapi
Empezamos por el PATIO DE LOS EUNUCOS NEGROS, encargados de realizar los trabajos más duros. Nos explicaron en inglés que eran capturados en las batallas de África o comprados a mercaderes y se les sometía a una castración completa. Sólo 1 de cada 3 sobrevivía, el resto moría desangrado o por horribles infecciones. En algunos casos la castración “no quedaba bien” y el eunuco podía llegar a recuperar su virilidad. Este es el motivo de que fuesen de raza negra: si alguna mujer del harén llegaba a quedarse embaraza de uno de ellos, la genética se encargaría sacarlo a la luz.
El HARÉN es un laberinto de patios y edificaciones porticadas de esbeltas columnas, arcos apuntados y grandes aleros muy trabajados donde destacan los famosos AZULEJOS DE IZNIK con motivos vegetales y caligráficos, las puertas y ventanas de madera finamente tallada y los elaborados enrejados.
Sala imperial del Harem
El recorrido duró casi una hora y nos fascinó, es un mundo exótico lleno de color, lujo e historias fascinantes de concubinas, príncipes encerrados en JAULAS DE ORO, intrigas y conspiraciones. Lo mejor la SALA IMPERIAL con el diván del sultán, la HABITACION DEL SULTAN MURAT, el APARTAMENTO DEL PRINCIPE y la HABITACION DE AHMET III decorada con paneles de madera de motivos florales y frutales.
Apartamento del príncipe
EL PALACIO DE TOPKAPI
Tras el Harén tuvimos tiempo para recorrer por nuestra cuenta el resto del palacio. Es un entramado de edificaciones en el que es fácil perderse por lo que recomiendo alquilar las audioguías o llevar al menos un buen plano. Hay muchísimo que ver: salas con armas, vestuario, retratos de los distintos sultanes, mapas del imperio, relojería, loza, muebles, joyas…
Patios del palacio de Topkapi
Es precioso el patio llamado TERRAZA DEL CUERNO DE ORO con suelos de mármol blanco y vistas al Bósforo. También nos gustó especialmente la zona de las COCINAS coronadas por una sucesión de grandes chimeneas y que ahora albergan la colección de loza.
Estuvimos 4 horas recorriendo el Palacio en las que no paramos. Nos quedaron muchas salas por ver, entre otras la que alberga el tesoro con el famoso DIAMANTE DEL CUCHARERO, pero nos hicimos una buena idea de cómo debía ser la vida en la sede del Imperio Otomano y quedamos más que satisfechos, sobre todo con la visita al Harén. El madrugón mereció la pena.
texto y fotografías © O ViaxaDoiro,2011