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John Philips, mayo de 1967 e interpretada por Scott McKenzie.
Sin flores en el pelo pero con muchas ganas de descubrir que quedaba del movimiento hippie en San Francisco nos dirigimos a Haight Ashbury, el barrio que fue hogar en los años 60 de Janis Joplin, Jefferson Airplane y Grateful Dead entre otros.
Antes aprovechamos para ver las painted ladies en Alamo Square. Son las típicas casas victorianas de colores que salen en la serie padres forzosos. Están construidas en madera de secuoya y adornadas con piezas fabricadas en serie, altas cornisas y portales neoclásicos. Por la zona también hay algunas de estilo “Queen Anne” con torreones y ventanas de marco curvo. De camino a Haight Ashbury pasamos por el mercado de granjeros de Divisadero y no pudimos resistirnos a comprar algo. Todo lo que venden aquí es de producción ecológica y las fresas y moras que tomamos estaban buenísimas.
Recorrimos la calle Divisadero y por fin llegamos al barrio hippie. Este barrio ha pasado a la historia por el verano de 1967. Ese año miles de jóvenes peregrinaron a San Francisco atraídos por la ilusión de cambiar el mundo, los festivales de música como el HUMAN BE-IN del Golden Gate Park y las drogas. Llegaban de todas las universidades del país aprovechando las vacaciones de primavera pero también de otros lugares del mundo dando lugar a una concentración hippie sin precedente hasta el momento. Lo llamaron el SUMMER OF LOVE (verano del amor) y su eco se hizo sentir en todo el mundo.

Una de las fachadas más sorprendentes de Haight Ashbury
Aunque han pasado más de 40 años desde aquello y en la zona se hayan establecido varias cadenas de tiendas que nada tienen que ver con su pasado hippie, Haight Ashbury sigue siendo un lugar muy especial. Los hippies han dejado paso a una heterogénea mezcla de rastafaris, mendigos, punks…Hay mucha gente joven que viste de manera desenfadada y las calles están llenas de coloristas graffitis y tiendas singulares.
Se practica la cultura del trueque, en librerías y roperos. También vimos varias tiendas de ropas usadas y vintage donde se puede encontrar desde una montera a un uniforme completo de las fuerzas aéreas americanas en la II Guerra Mundial. Algunas parecen museos y nos hubiésemos pasado allí el día entero. Además hay tatuadores, galerías de arte, tiendas de diseño, de antigüedades, de música como la famosa Amoeba…El pasado de Haight Ashbury vende y se ha convertido en una auténtica calle comercial con locales de lo más variopinto.
Ese día comimos en Pork Store Cafe unas hamburguesas tan sabrosas que merecerán un post de “Mis lugares favoritos” (ver artículo del tenedor criticón)
Aunque ya no hay hippies de largas barbas y camisas floreadas Haight Ashbury es auténtico y se sigue respirando el ambiente de libertad y bohemia que lo hizo famoso. Sin duda, merece la pena acercarse a conocerlo.
Capítulo 26: de Compras por San Francisco
© O ViaxaDoiro,2010